OPINIÓN | Luichi Peláez.- Como muchos conoceréis, esta temporada comencé como primer entrenador senior en el C.D. Torredelcampo. Uno de mis objetivos fundamentales era confeccionar una plantilla de buenos jugadores, pero sobre todo que estos fueran comprometidos. He tenido la suerte en mis 10 años como entrenador en el Real Jaén de tener plantillas de gente con hambre, ambiciosa, que se tomaba los entrenamientos como una oportunidad de ganarse un puesto en el equipo titular y de seguir aprendiendo y progresando para llegar a ser futbolista, o al menos intentarlo.
Colegas entrenadores me habían advertido de la dificultad del fútbol sénior de encontrar ese compromiso. Por eso, uno de mis objetivos claros era que mis jugadores aparte de que fueran buenos futbolistas no faltaran a entrenar, ya que el progreso de un equipo cuando cuentas con toda la plantilla en los entrenamientos no tiene nada que ver con el estancamiento que hay cuando no los tienes a todos. De ahí mi apuesta por jugadores que conocía, procedentes de la cantera blanca y acostumbrados a entrenar siempre sin ausencias.
Aquí surgió el problema que acabó finalmente por dinamitar la situación. Llegamos a tener casi 30 fichajes este verano. Junto a los 10-12 jugadores que yo traje, iban y venían otros muchos que aparecían por arte de magia atraídos por el supuesto proyecto faraónico que a dos días de empezar la liga acabó por derrumbarse. De tener que descartar gente porque no cabían en la plantilla a encontrarnos con lo puesto para empezar la competición, con muchos que decidieron marcharse al entender que el club no tenía futuro por mucho esfuerzo que pusiéramos. De tener que hacer una convocatoria dejando gente fuera de la misma para enfrentarnos al Real Jaén en Copa Diputación a tener 13 fichas para el debut liguero.
Y ya era tarde para reconducir la situación. Siguieron las bajas y por mucho que intentamos traer a más gente, ya no quedaba y los que estaban sin equipo llevaban tiempo sin jugar pese a la ilusión y el compromiso que demostraron. Esto acabó por minar la moral de los que sí fueron comprometidos siempre, y optaron por buscar su futuro en otro sitio, lo que finalmente terminó por sentenciar al club, que acabó siendo retirado de la competición al no presentarse a dos partidos.
Ya desde fuera, observo como lo que nos pasó a nosotros está pasando en otros sitios, pero quizás con menos razón aun. El Villargordo lleva semanas padeciendo una desbandada de jugadores. Tete Badillo tampoco pudo más y dimitió en lo que era el origen de los problemas.
Esa falta de compromiso de algunos jugadores, a buen seguro, generaba un clima de inestabilidad que ha terminado por dejar al equipo con lo puesto y aguantando a duras penas. Buscando como puede jugadores para terminar la temporada y sacando de sus categorías inferiores jugadores a marchas forzadas para completar alineaciones.
El colchón con el descenso que tenían empieza a verse como peligroso, dado que los rivales, al contrario, se han reforzado mucho. Con el trabajo de Vicente Navarro y algunos jugadores que pese a todo siguen dando el callo (chapó por ellos) seguirán peleando y buscando la permanencia.
El pasado fin de semana asistí entre otros al partido que enfrentaba a la UD La Guardia contra el Quesada. También situación complicada viven los guardeños tras la marcha de jugadores en plena competición que les hace acudir a los últimos partidos con 12 o 13 jugadores. En este caso, la ausencia de equipos de categorías inferiores lo complica todo mucho más, y los obliga a buscar de debajo de las piedras jugadores para poder seguir compitiendo
con los mejores. La suerte de los de Dela es que los que sí son comprometidos y se han quedado, son muy buenos jugadores de la categoría, lo que les hace poder ganar partidos y “atraer” a nuevos jugadores para completar de nuevo su plantilla.
Analizando los últimos cuatro partidos de todos los equipos de Primera y Segunda Andaluza, surgen más equipos que también deben estar atravesando dificultades. Santo Tomé y Arquillos parecen encontrarse en problemas similares a los anteriormente descritos, aunque en estos casos no tengo información. Otros como Mengíbar, Arroyo o Urgavona también parecen tener ciertos problemas, que pudieran ser temas circunstanciales por lesiones o sanciones, o también debidos a temas de falta de compromiso.
El resto de la provincia parece disponer de buena salud en este indicador de compromiso, al menos en lo que a la disputa de partidos se refiere. Seguro que muchos de ellos tienen que tirar de juveniles y hasta cadetes para poder completar sus equipos, pero al menos se presentan con dignidad en los campos poblando sus banquillos con gente al menos ilusionada.
Distinto será, a buen seguro, el tema de los entrenamientos, que me lleva a mi última reflexión de este artículo. Ojalá me equivoque pero seguro que son bastantes los equipos que tienen que entrenar con 9, 10, 11 o 12 jugadores algunos días. Me gustaría un poco de feedback en este tema y que quien lo estime oportuno comente la situación de sus equipos, a ver si entre todos podemos hacer ver a los jugadores lo que necesitamos de su implicación y compromiso para que la fiesta del fútbol no sea sólo los domingos de partidos, sino que disfrutemos, aprendamos y mejoremos en los entrenamientos.
Comparto la opinión de un entrenador que hace poco me dijo: “Prefiero buenas personas y que les guste el fútbol que buenos futbolistas”. Unir las dos facetas sería la clave y a buen seguro que los equipos que tienen éxitos lo cumplen.
Mi reflexión la he compartido con bastante gente estos meses. ¿No sería mejor entrenar dos días a la semana con mínimo de 16 jugadores cada día a hacer tres o incluso cuatro sesiones semanales con apenas jugadores para poder preparar en condiciones un partido? ¿No podría llegarse a ese acuerdo de “compromiso” entre jugadores y cuerpo técnico? Evidentemente de cada equipo y entrenador dependerá lo que haga cada equipo.
Otro día hablaré sobre el sistema de competición actual y del manido tema de poder cambiar hasta tres veces de equipo un jugador a lo largo de un año, ya que creo que se podría abordar una fórmula distinta que beneficie la competitividad y la emoción durante todo el año en las ligas y copas, ya que conforme está montado actualmente muchos equipos quedan “en tierra de nadie” con meses por delante de competición que se hacen largos y donde el compromiso es más difícil de mantener. Quizás hacerlo de otro modo ayudaría y gustaría a todos, pero eso lo dejaré para otro momento.
¡Un saludo a todos!
Luichi Peláez – Entrenador Nacional de Fútbol