OPINIÓN | Pedro Expósito.- Hablemos de árbitros, esas figuras tan necesarias en el fútbol y que tantas poquitas veces comprendemos los aficionados de a pié. El que os escribe algún conocimiento y trato ha tenido con ellos, uno ha ejercido labores de Delegado de equipo y algo ha visto. Sin embargo nunca lo que os voy a contar.
No quiere decir que David Serrano Marín, el colegiado en cuestión, haya sido el primero que protagonice una fantástica y genial labor altruista, de corazón, sino que para mí es la primera que tengo que narrar. Sucedía en el Estadio La Higuerilla de Pozo Alcón, donde se medían el CD Sierra de Pozo Alcón y el EF Cazorla, un partido del grupo uno de la Tercera Andaluza de Infantiles.
Pronto se pondría en contacto conmigo José Antonio Romero, coordinador de la Escuela de Fútbol de Cazorla para contarme lo acaecido allí. Se disputaba la última jugada del partido, un chaval cazorleño fue arrollado – en un lance normal del juego – por compañeros rivales teniendo que salir ayudado por el personal allí presente a vestuarios.
El jugador en cuestión no se encontraba bien y en un acto, tanto para José Antonio Romero como para mí, sin precedentes – que no dudo los habrá – el colegiado, el señor David Serrano Marín, no dudó en coger su coche particular, montar al crio y llevarlo hasta el centro de Urgencias del municipio de Cazorla.
No quedó ahí la cosa, el colegiado siguió interesándose por el chaval, al que también acompañó el delegado de su equipo, incluso a su vuelta, cerciorándose de que éste se encontraba mejor. Todo quedó en un susto, sin embargo desde el EF Cazorla como desde esta casa queremos agradecer la implicación de Serrano Marín, puesto que no tenía obligación alguna de hacerlo.
Es un ejemplo más de la voluntad y saber hacer del colectivo arbitral, sobre todo en el fútbol base. También un llamamiento a la cordura de los aficionados – me incluyo – a los que muchas veces sacan de quicio. El fútbol es un deporte tan arraigado al pueblo que son estas acciones las que deberían ser habituales. No obstante en cada campo el árbitro suele pasar por el enemigo.
No fue así en La Higuerilla, donde Serrano Marín dio toda una lección de humanidad, un valor que está muy por encima del arbitraje en particular y el deporte en general. A buen seguro que la familia del chaval, los compañeros de la Escuela de Fútbol de Cazorla y todos nosotros estamos agradecidos a su labor. A falta de tarjeta verde para ellos, desde aquí le mandamos la enhorabuena más sincera. ¡A seguir así!
Claro ke si, esas acciones son las ke se deberían ver habitualmente,prestarse a una labor ke no Iva con él y prestósu ayuda y tiempo,como seres humanos ke somos ayudemonos, y no veamos al árbitro como enemigo sino al revés como un ser humano como tú, y si lo ayudamos mejor, para ke realize mejor su trabajo, arbitrar, ayudemos a los árbitros, y demás seres humanos ke realizan su trabajo, Molina de albatera