Opinión | Pedro Expósito.- No tengo el placer de conocerle pero si el de conocer su historia. Una historia que bien podríamos llamar la historia del fútbol en Villargordo. Trabajador infatigable, Juan Antonio Cañas dirige al equipo de su pueblo desde hace aproximadamente treinta años. Es, el presidente más longevo de toda la provincia y me atrevería a decir que de la mayoría de ellas.
Es de admirar. Porque si preguntamos por él todos nos dirán lo mismo. Su objetivo no son los resultados, ni una hipotética fama, ni el reconocimiento – que lo tiene – ni tan siquiera es colgarse galones por los éxitos de su equipo. Su objetivo es que el fútbol continúe en Villargordo contra viento y marea y que “sus niños” sueñen con ser futbolistas.
Son treinta años al pie del cañón donde tanto su equipo como él han visto llover demasiado. Pero en ningún momento, y según sus propias palabras, este señor ha perdido la ilusión. Cada temporada una nueva, y todas con un objetivo común: “lograr el premio a la deportividad”.
Apostando siempre por la base el Villargordo ha conseguido fabricarse, con las apreturas económicas que viven sin excepción todos y cada uno de los clubs de nuestra provincia, un equipo del pueblo que pelea fin de semana a semana por ser el mejor. No está lejos de serlo puesto que el equipo está metido de lleno en la batalla por el ascenso a Segunda Andaluza, la categoría que le corresponde.
“Esto no se entendería de otra manera. Esto para mí es un sentimiento. Los sentimientos uno nace con ellos. Te puede gustar el fútbol, más o menos, pero si no tienes ese sentimiento por el equipo de mi pueblo como el que tenía yo de pequeño no se entendería de otra manera. La verdad es que cada año, que parece hasta mentira, tengo la ilusión de cuando empezaba. Unas veces por lo que se mueve a nivel del fútbol en Villargordo, que jugamos más de doscientos niños, monitores, entrenadores, delegados… La verdad es que es una maravilla lo que tenemos allí. No se entendería de otra manera si no fuera un sentimiento. Yo lo llevo desde pequeño y creo que va a ser difícil perderlo. Yo tengo que morir con este sentimiento que tengo hacia los colores de mi club y el club de todos los villagordeños”.
Quédense con eso, la palabra de Juan Antonio Cañas. Presidente de presidentes. Un hombre normal con un fiel sentimiento. En nuestros días, el fútbol lógicamente no es el que era. Se echa de menos el compromiso que imprime la gente que mama un club desde pequeño. Las idas y venidas, las retiradas, las desapariciones, el fútbol televisado, el éxodo de gente joven hacia las ciudades, etc… están acabando un poco con el romanticismo del fútbol de albero. Al menos en Villargordo – y en muchos más lugares – tenemos un oasis en forma de hombre de club que nos hace volver a creer.
Gracias, Juan Antonio, porque tus palabras son inspiración para muchos de los que amamos este humilde deporte donde no se fabrican ilusiones vanas, se vive del sentimiento que tú le imprimas. El nuestro es mucho.