Opinión | Pedro Expósito.- El Begíjar Club de Fútbol hizo historia ayer con la consecución del primer trofeo de renombre de su historia. Los de Salvador Lara, uno de los equipos más modestos de la provincia, se convirtieron en un bloque verdaderamente profesional, vaya por delante que su rival, el histórico Club Deportivo Vilches, también lo fue, para estar a la altura de una gran final en la que estuvieron ausentes los conjuntos realmente profesionales de nuestro fútbol.
Sin restar méritos a begijareños y vilcheños, quiero desde esta tribuna criticar la poca implicación mostrada por los clubs más punteros de la provincia. Hablamos de Real Jaén y Linares Deportivo, que se borraron en cuanto pudieron. Algunos más descaradamente que otros. Es lógico que, atendiendo a sus prioridades, lo hicieran sin embargo este torneo, que la Federación dice que organiza, nació para otra cosa. En todo caso el experimento federativo con gaseosa funcionó y Baeza fue la fiesta del fútbol modesto. El triunfo del fútbol del pueblo.
Por eso desde aquí quiero felicitar a todos los clubs pequeños que se han implicado desde el principio hasta el final con la ilusión de o bien hacer algo grande o bien toparse con la visita de uno de los gigantes de la provincia a su estadio y lograr una gran taquilla.
Recordemos que este trofeo cuesta dinero e inconvenientes a los clubs: pago de arbitrajes, desplazamientos, entrenamientos prematuros, planificación de la temporada mucho más antes de lo que antes era normal, etc; y que sin la suerte no depara un buen rival puede hasta generar pérdidas. De ahí que muchos equipos no quieran formar parte en él.
Son muchos los clubs que participan en este torneo veraniego para poder arrancar la competición con algo de saldo en el bolsillo y si equipos como el Real Jaén, verdadero reclamo para los más modestos, se borran, los irrisorios saldos de estos equipos modestos tiemblan antes de empezar a competir.
En la final de Baeza se demostró que, pese a todo, el fútbol provincial es un buen producto a promocionar. Dos equipos modestos llegaron a la final, se batieron el cobre para vencer, dieron un recital de Fair Play – ni una sola mala patada – y ofrecieron un verdadero espectáculo ante cerca de 1.500 personas. Nadie echó de menos la presencia de un equipo de mayor categoría sobre el césped.
Congregaron, estos equipos de pueblo, a decenas de medios locales, tanto digitales como físicos, tanto de radio como de prensa escrita. Era una final y nadie quería perdérsela. Era una genial oportunidad de poner en valor el fútbol amateur y los aficionados estuvieron por encima de las instituciones.
Es por eso que esta Copa Presidente de la Diputación tiene muchas cosas buenas, y es por eso por lo que hay que felicitar a la Federación Jiennense de Fútbol y a la Diputación Provincial de Jaén por generarla, sin embargo hay muchas cosas que mejorar de cara al futuro. La improvisación total con la que se organiza este torneo salta a la vista y su promoción no es todo lo que debería de ser si miramos las bases por las que fue instaurada.
Ir a una instalación nueva como el Municipal de Baeza, ver un partido de fútbol, echarse fotos, entregar un trofeo y decir que organizas el torneo está muy bien, no obstante el fútbol modesto se juega domingo a domingo en campos de todo tipo, desde maravillas como Baeza a espantos como el Sebastián Barajas.
Ayer hubo gente de traje en la grada pero los que verdaderamente iban elegantes fueron los integrantes de Begíjar CF y CD Vilches, sus aficiones y los medios de comunicación, la mayoría aficionados, que dieron lustre a una final que ganaron otros.
Los modestos fueron los profesionales
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