Pedro Expósito.- La Unión Deportiva Guarromán consiguió el objetivo. Parecía un imposible hace unos meses pero el conjunto de Paco Sabiote, creyó, apretó, trabajó y finalmente acabó por salvarse con una jornada de adelanto con respecto al final del campeonato en Segunda Andaluza. El premio: estar en Primera Andaluza la temporada que viene.
No fue fácil. Tras una temporada de ensueño, la de su vuelta al grupo de los grandes de la provincia, la UD Guarromán afrontó un periodo de cambio que empezó por el entrenador. Roberto Romero, el patrón que llevó el barco guarromanense a Segunda Andaluza, se marchó al Baeza CF y, en su lugar, llegaría Óscar Monedero para sustituirlo.
No empezaron bien las cosas con el técnico linarense al mando. Dificultad para fichar, ambiente no deseado y muy malos resultados, en un inicio de liga que se saldó con cinco derrotas consecutivas. Algo que minó la confianza de los jugadores.
Hasta la jornada seis no llegó la primera victoria de este equipo, un soplo de oxígeno en forma de tres a uno al CD Hispania al que acompañó un empate ante el Huelma, rival por la salvación, que parecía que cambiaba la dinámica negativa del club.
Todo un espejismo ya que la Unión volvió a acumular cuatro derrotas consecutivas que acabaron por agotar la paciencia de la directiva. Tras el UD Guarromán – Vilches, que acabó con uno a dos en la jornada once, Óscar Monedero era destituido.
El Guarromán, colista con cuatro puntos y a siete de la salvación, trabajaba ya en incorporar a la que había sido su primera opción desde el principio: Paco Sabiote. El cariño de este por el club le “obligó” a volver a entrenar tras pasar medio año en blanco después de dejar el Carolinense.
Sabiote aprovechó el parón liguero por la Copa Subdelegado, que su equipo no iba a disputar, para apuntalar la plantilla y comenzar a trabajar de cara a la vuelta a la competición en enero. Llegaron jugadores de calidad contrastada como Bermúdez y Álex Hidalgo, procedentes del Villacarrillo CF de Primera Andaluza, volvieron a entrenar jugadores locales que lo habían dejado, los ánimos cambiaron, las ilusiones se renovaron. El Guarromán estaba preparado para competir.
La vuelta no pudo ser más dulce. Sabiote y su equipo se presentaban en el Santo Cristo ante uno de los equipos más en forma en ese momento, un AD Lopera que venía de firmar una gran actuación en Copa. Vencieron a domicilio por un gol a dos. La racha negativa estaba rota.
Durante ese mes se sumaron nueve de doce puntos posible. El equipo mostraba mejor cara, no encajaba tantos goles y el optimismo se empezaba a palpar en sus jugadores. Sin embargo esto no se tradujo en buenos resultados y se volvieron a acumular tres derrotas consecutivas que hicieron sembrar la duda en la plantilla.
Un partido clave, el de Arjonilla, pudo ser el punto de inflexión que, de nuevo, daba un vuelco al estado de ánimo al Guarromán. En el San Roque se tocó fondo pero un gol de Hidalgo logró rescatar un punto que sirvió para cargar pilar. Los de Sabiote, después de aquello, lograron dos nuevas victorias y un empate con el que llegaron a la recta final del campeonato con opciones reales de salvación.
En la jornada veinticuatro, doce después de la marcha de Monedero, el Guarromán era penúltimo con veintiún puntos, a dos de la salvación. Venían rivales directos y ahí no fallaría la Unión que, en sus dos siguientes compromisos, vencería primero al Cazorla y después al CD Vilches a domicilio para salir, por primera vez en toda la liga, del descenso tras veintiséis jornadas. Lo más difícil estaba hecho.
Había que mantenerse fuera. No volver a caer era el único objetivo de los de Sabiote, que volvían a enfrenarse a un rival directo por la salvación, la AD Lopera de Antonio Rueda. Sería este el partido que haría creer en que, ahora sí, era posible la permanencia. El Guarromán goleó ante su público, seis a uno, para poner tres puntos de colchón con las tres últimas plazas.
Con el gol average ganado con Huelma y Lopera – que acabarían bajando – y no venciendo estos, ya no hizo falta ganar más. El Guarromán caería en Arroyo y también lo haría la semana pasada en el José Díaz Plaza ante el Úbeda Viva, aunque ya poco importaba, el trabajo estaba hecho, se habían salvado a falta de una jornada.
Disfrutar de un derbi en La Carolina, con algo de morbo por la rivalidad de estos dos equipos, pondrá el broche final a una temporada sufrida que, al final, han sabido sacar adelante sin milagros, solo con trabajo y determinación, el sello de Paco Sabiote.
Foto Portada: Posado tras la salvación | Xico Acacio