Opinión | Pedro Expósito.- Vaya por delante que no pongo en tela de juicio los deseos que los dirigentes del Real Jaén CF tienen de hacer un club grande, de renombre y rentable sin embargo si me vais a permitir que dude de que los paso a seguir, las maneras y las formas, sean o no las correctas.
David Valenciano ya es historia del Real Jaén CF. Y lo es porque, a tan solo un punto del playoff de ascenso y atravesando el mejor momento de la temporada, las prisas han aparecido, de golpe (o no) en la cúpula directiva del club lagarto. Curioso que en el mismo momento que se pone en marcha la ampliación de capital salgan a la palestra nombre mediáticos como Salva Ballesta o se largue a Fernando Campos “porque supone un elevado coste” para la entidad.
Profesionalizar. El leitmotiv para todo de Andrés Rodríguez y Tomás Membrado. Si para ser profesional a la altura del Real Jaén lo único que había que hacer era firmar un contrato y entrenar por las mañanas ¿por qué se le negó eso a Valenciano cuando éste estaba dispuesta a dejar su trabajo y dedicarse un 1000% – al 200% ya lo hacía – al club? Ahí dejo esa pregunta.
La cacicada que ha hecho Andrés Rodríguez – un hombre que ha reconocido tantas veces como ha aparecido en los medios que no sabe de fútbol – a David Valenciano y su staff técnico ha sido de un nivel humano deplorable.
Me parece fantástico que desde la alta esfera que maneja los hilos del Real Jaén se pretenda crecer y llegar a Primera División cuanto antes – el caramelo con el que se engaña fácil a una afición que tonta no es – porque entiendo que es beneficio para todos, sobre todo para los que quieren sacar tajada del club y su imagen. Sin embargo no comparto la mentira, el engaño y la bajeza de la que han hecho gala hombres como Andrés Rodríguez para con los que se juegan los puntos en el campo todas las semanas.
Todo premeditado. ¿Para qué sirvió la última rueda de prensa de Valenciano? Todos en el club ya sabían que Salva Ballesta tenía un acuerdo para ser el nuevo entrenador, todos menos Valenciano.
Ahora me acuerdo de esa cantera en la que se iban a sustentar pero que hicieron desaparecer. Me acuerdo de Álvaro Jandra, de Joserra, los chavales del filial, de Rafa Ortega o de Luichi Peláez entre otros.
Repito. Entiendo que todas estas decisiones las están tomando personas dedicadas más al dinero que al corazón y un club de fútbol como el Real Jaén, con 95 años de historia, es más corazón que otra cosa para la gente que realmente siente el escudo.
No dudo, ni se me pasa por la cabeza eso, que este cambio es a mejor para el Real Jaén o con ese fin se ha tomado esta decisión tan impopular. Que van a llegar jugadores profesionales (a los que espero que se les exija como lo están haciendo a los amateurs de ahora), directivos profesionales y en definitiva gente que viene a trabajar en el club (que no a sentirlo); y que eso tiene que repercutir porque como se dice “las categoría están para algo”.
Sin embargo me duele que el Real Jaén ya no sea de Jaén, que los que sienten realmente el escudo estén fuera y que las decisiones se hayan tomado con el balón rodando y a finales del segundo mes de competición. Entiendo que para correr primero tenemos que aprender a andar y me da que Membrado y compañía quieren ir ya en Formula 1 sin haberse sacado aún el carnet del coche.
El éxito no está asegurado con la llegada de Salva Ballesta, un entrenador que no fue capaz de subir al Atlético Malagueño en las dos temporadas en las que estuvo al mando del filial malaguista. Firmó un segundo puesto y un tercero, pero hay que decir que contó con jugadores de la talla de Aarón, Mula, Deco, Fornals, Kuki Salazar o el mismo Samu Castillejo. Futbolistas todos de una calidad inmensa y que llegaron a jugar en el primer equipo, son internacionales en categorías inferiores y alguno hasta ha llegado a debutar en Primera División.
Tal vez con el ya ex entrenador no se hubiera ascendido. Nadie puede saberlo. Corazón, coraje, determinación, pasión, trabajo, más trabajo, e identidad jiennense, es lo que perdemos ahora. Y no de la manera más correcta, ni más justa. Para mí, David Rojas Díaz “Valenciano” fue, era y también es nuestro míster.